Murcia y Alicante se encontraron por casualidad en «La Plaza de las Flores». Ni se buscaban ni se esperaban. Querían una boda sencilla, familiar, pero como pasa casi siempre, una cosa lleva a la otra y al final se convierte en una fiesta a lo grande. Hemos tenido la suerte de acompañarlos en su boda y de que nos trataran como uno más de los invitados. Gracias y buena suerte, pareja. Que ese olivo que juntos plantasteis sea eterno.